¿Quién le quita lo bailado?
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- Categoría: Fútbol
- Publicado: Martes, 05 Abril 2022 16:58
Se terminó el romance de Pablo Martel con Güemes en un ciclo brillante, donde se lograron cosas muy importantes para la entidad del Barrio Oeste. Los resultados mandan.
Se terminó un ciclo brillante, pero que no finalizó de la mejor manera. El fusible del DT fue el gran pretexto de los dirigentes para terminar con Pablo Martel como entrenador del Club Güemes.
“Facha” tuvo que organizar y emprender un escenario inmaduro para la institución con su llegada a la Primera Nacional. Tal vez habrá que decir también que la institución no está preparada para tal emprendimiento de semejante magnitud, como es el ascenso del fútbol argentino, encapsulado entre las cinco mejores ligas del mundo. Es cuestión de aprendizaje, por ambos lados, como el fútbol mismo.
La Primera Nacional, es un torneo que maravilla a más de uno, y encandila muchas opciones, y los números mandan en el mercado de alto consumo de los hinchas y de los dirigentes, donde los entrenadores muchas veces, son “ave de paso” en las instituciones. Güemes no es la excepción para nada. Sino habrá que mirar la vereda del frente (Mitre) para graficar mejor la durísima realidad que afecta al fútbol argentino, y en especial, ahora al fútbol santiagueño.
Los números son brillantes para el ex DT más joven de la categoría. También Martel rompió muchas barreras, en algunos casos dañando en forma obsoletas, del cual muchos piensan que un entrenador santiagueño no puede dirigir las categorías más importantes del fútbol argentino. Veamos los números que asombra. Según, el portal SOMOS DEPORTE, entre su primer partido oficial en 2019 hasta este momento, entre el Regional, el Federal A, la Copa Argentina y la Primera Nacional, Pablo Martel dirigió a Güemes 86 partidos en los que logró 37 victorias, 29 empates y 20 derrotas, con un total de 116 goles a favor y 77 en contra. Metió dos ascensos seguidos, y en su primera participación histórica en la Primera Nacional quedó afuera del octogonal para el segundo ascenso en la última fecha de local. Campañones.
Después se podrá analizar en varios contextos, que hizo bien o mal como entrenador, que el pulso de un plantel, muchísimas veces se tuvo que ir expulsados por protestar fallos o bien por chocar con el árbitro, entendiendo que el protagonismo debe pasar por el equipo y no por el DT. Pero eso irá aprendiendo con los años, porque le falta madurez y aplomo con el buzo de adiestrador táctico, y es fundamental en un entrenador, saber escuchar, y que el circo y el personaje no minimice ni se trague al director técnico.
Se terminó el amor de Güemes con Pablo Martel. Hoy un técnico inteligente es casi todo en un plantel y en una institución. Martel tuvo que ser muchas veces utilero, canchero, dirigente, médico, analista, mozo y chofer, hasta debió ajustarse a la realidad de un club, que fue limitado en muchas cosas, y que el propio técnico lo sabía. Una entidad que genera grandes cosas, porque la realidad indica hoy martes que, del amor al odio, hay solamente un paso muy corto.
“Los que ganan y pierden son los jugadores” dice un viejo adagio, pero no es así tampoco. Los dirigentes hicieron el resto en este romance de tres años, y con los buenos resultados. El árbol tapó el bosque. El entrenador también tuvo que armar tres y hasta cuatro planteles para competir, y estar a la altura de la circunstancia. Pero cuando la pelota pega en el palo y entra, todos los defectos se disimulan. Cuando la pelota pega en el palo y sale, la paciencia hace olvidar los éxitos rápidamente. Es cuestión de piel del mismo hincha. Martel y Makhoul hicieron una dupla llena de éxitos en Güemes, ganando todo, cambiando un club de barrio a una institución que suena en el ascenso del fútbol argentino con acento propio de superación. Hay grandes méritos que no se dicen, ni se escriben, pero nadie discute la realidad de un Güemes, que no tiene techo.
Se fue Pablo Martel de su primer gran ciclo en Güemes. Se podrá pensar en un futuro un segundo regreso en el horizonte. Se fue el técnico más exitoso en la historia del club, con 36 años. Un poco arriba del “Mono” Ruiz. Y le guste o no le guste, ya hizo historia.
POR RENÉ PAZ