Jerarquía mata entusiasmo
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- Publicado: Domingo, 26 Septiembre 2021 19:22
Nota de Opinión: Por Rubén "Gringo" Ceballos.
No hay equivalencias de ninguna índole entre River Plate y Central Cordoba. Los años de trabajo de Gallardo contra el mes de Rondina, los extremos en la tabla de posiciones, pero sobre todo la jerarquia individual y colectiva de uno y otro. Jerarquía que tiene un peso real donde se definen los partidos: en las áreas. Donde un equipo falla y comete errores infantiles, el otro los aprovecha y usufructúa cada una de las equivocaciones del rival. Y el 1-3 se explica desde ahí.
El primer tiempo fue lo mas parecido a lo que se pensaba en lo previo: un River dominador de pelota y terreno, con sucesión de pases (ningún equipo argentino distribuye la pelota con la intensidad que lo hace el equipo de Gallardo), pero sin poder encontrar peatonales en un Central hundido en su campo. Al conjunto santiagueño le costaba progresar en el campo porque la recuperaba muy atrás, y Sequeira y Martinez tenian una hectárea por delante; por eso debía apostar a saltear lineas con pelotazos que generalmente no tenian destinatarios. Solo le quedaba aguantar y generar alguna falta en campo enemigo para tener una pelota parada. Así era difícil.
Rondina habrá hablado durante toda la semana para recordarles que no habia que cometer errores en la salida, pero parece que Maciel no recordó, arriesgó de mas, la perdió y a sacar del medio. Tremenda piña para un equipo que estaba haciendo un descomunal esfuerzo fisico para no sufrir.
El complemento mostró a un Ferroviario decidido a faltarle el respeto a la visita, se animó a jugar 30 metros mas adelante y a plantear un encuentro de tú a tú. El entusiasmo de adentro se trasladó hacia afuera y las chances comenzaron a llegar. Pero Vega controló largo un balón en la medialuna y Álvarez demostró porque lo convocan seguido a la Selección. Go-la-zo.
Central Cordoba continuó con ese ímpetu, alcanzó el merecido descuento (Sequeira es el primer jugador Ferroviario que le convierte a River) y todavía nos preguntamos porque esa definición de Riaño, que tapó a medias Armani, rebotó en el palo y salió. El gol de Romero en el final apagó la enjundia y selló la chapa final. Un 3 a 1 exagerado, sobre todo por lo visto en el segundo tiempo.
Habrá que aprender de los errores, Rondina sabía que para tener chances de hacer historia había que jugar un partido perfecto. No pasó. Y quizás con esta clase de rivales tampoco alcance. Lo cierto es que la cara que el equipo mostró en el complemento ilusionó a los hinchas. Y el futbol es eso: una ilusión que renace semana a semana . Si lo sabrán los hinchas Ferroviarios...